sábado, 9 de junio de 2012

Experiencia Forrajera:

La eficiencia, punto por punto.
La jornada organizada por CLAAS y Forratec ya es un clásico. Con más especialistas, más cultivos, animales a campo, y las máquinas mostrando sus tecnologías, demostró que la planificación y el cuidado del detalle hacen al éxito del negocio forrajero.El kilómetro 308 de la ruta nacional 188, en Ameghino, provincia de Buenos Aires, fue sede el viernes pasado de uno de los encuentros forrajeros más importantes del país. 
Allí, CLAAS y Forratec concretaron la tercera edición de Experiencia Forrajera. 
Se trata de una jornada a campo, de entrada libre y gratuita, diseñada para entrenar en las tecnologías de producción y confección de reservas a productores, técnicos, contratistas y operarios. 
Doscientas personas se acercaron a las 70 hectáreas demostrativas que en cada edición renuevan su propuesta de contenido.
Organizado en paradas a campo y con una capacitación técnica exclusiva para operarios de máquinas forrajeras, la jornada mostró a las claras que el negocio de transformar pasturas en carne o leche está determinado por los detalles. Por eso, más de quince expertos brindaron las últimas actualizaciones, con un denominador común: que cuando el conocimiento acompaña una buena planificación, no hay pérdida que se escurra.
La jornada comenzó con puntualidad a las 9 de la mañana, cuando Federico Eschiarreta, de Forratec, se refirió a los métodos para estimar la producción de pasturas. 

Así, mencionó mecanismos de gran escala como los sensores remotos, el pasturómetro o el método del aro. 
“Conocer la disponibilidad forrajera nos permite estimar el consumo animal, y tener un índice de eficiencia de cosecha”, expresó.
A continuación, Daniel Méndez, de INTA Villegas, se refirió a la soja para pastoreo frente a una parcela con vacas mostrando distintos niveles de consumo del cultivo. Allí indicó que es la mejor alternativa para producir pasto en verano, ya que tiene buena digestibilidad, mayor proteína bruta, aporta nitrógeno como leguminosa, es un cultivo elástico y tiene capacidad de producir mucho forraje. Méndez recomendó utilizar cultivares de grupos de maduración tardía (7, 8 o 9), realizar una siembra levemente anticipada respecto de la destinada a grano, sembrar tanto a 35 o52 centímetros(en el primer caso, si bien el tallo es más fino, hay más riesgo de pérdidas por pisoteo); hacer control de malezas y utilizar, de ser posible, semilla inoculada. “La clave del pastoreo de soja es comer hoja; hay que evitar comer tallo, para no afectar los puntos de rebrote”, explicó.


Mirando el maíz.
La segunda parada estuvo a cargo de Esteban Alessandri (Forratec) y Darío Colombatto, docente de la FAUBA e investigador del CONICET. El primero se refirió a los híbridos de maíz, sobre los cuales consideró que es conveniente que tengan entre el 40 y el 50 % de producción de grano. “Al aumentar la densidad de siembra buscamos más volumen, pero a la vez aumenta más la caña y la hoja que la espiga”, consideró.
Colombatto agregó que los híbridos de maíz con nervadura marrón (BMR) tienen mejor sabor en el tallo. El color de la nervadura implica que el tallo tiene menos lignina, que además de darle estabilidad a la planta es el lugar por donde las bacterias entran al rumen para digerir esa fibra. “Un material con menos lignina es mejor porque tenemos menos barreras para la acción de las bacterias y su digestión”. Como consecuencia, el experto sostuvo que un híbrido de tipo BMR es importante en una lechería de alta producción, donde la limitante al consumo es la digestibilidad de la fibra.
A su vez, el nutricionista, se refirió a la posibilidad de usar el trigo guardado en la alimentación animal aunque no sin antes evaluar el cambio de almidones en la dieta.
La posta terminó con la presentación de Agrinplex de los nuevos comederos de polietilieno semirígido, que a diferencia de otros están estabilizados para no ser dañados por los rayos ultravioletas y duran ocho años.

Alfalfa en primavera. 
La última parada de la mañana retomó las problemáticas en torno a la alfalfa. “¿Qué pasa si sembramos alfalfa en primavera?”, se preguntó el Ing. Sebastián de Pino, de Forratec. El experto indicó que el problema de esta apuesta es que el suelo viene frío en invierno, lo que genera que el tallo crezca más rápido. “Por otra parte, la alfalfa en verano es posible, pero es mucho más susceptible y errática. El stand de plantas va a ser menor, por las temperaturas de verano, y las malezas serán mayores”.
Por su parte, la especialista del INTA, Mirian Gallardo, se refirió a las variaciones de la nutrición por el modo de alimentación, como pastoreo directo, el heno o el silaje, e indicó que si bien todos provienen de una misma especie, nutricionalmente tienen características muy particulares. Respecto del heno, puntualizó que “Hay más proteína en el fardo que en el rollo, ya que en éste, cuando el animal tira para comer, el 70 por ciento queda en el portarollo”, y expresó que “El megafardo de alfalfa va a ser una de las tecnologías más importantes, porque presenta el alimento de la mejor manera, es fácil de desarmar y pierde menos fibra”.




Evitar pérdidas.


Tras el almuerzo, el presidente dela Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros, Patricio Aguirre Saravia, mostró el modo en que se trabaja en Estados Unidos, donde se busca optimizar los niveles de eficiencia. 
“El silaje no es pasto amontonado, sino el proyecto ganadero del año que sigue, y se pueden hacer las cosas bien para evitar pérdidas innecesarias”.
Entre sus recomendaciones, puso énfasis en que el silo quede bien cubierto, lograr que el poliuretano esté en contacto directo con el material y evitar que flamee. “Yo prefiero cinco cubiertas de auto antes que una de camión, porque son más fáciles de acomodar y la cobertura es más efectiva”, sostuvo, y mostró la conveniencia de cortar las cubiertas, quedarse con los laterales y atarlos entre sí para ir tapando toda la superficie del silo.

En las dinámicas.


A la hora de ver los fierros en movimiento, el productor y contratista José Martinelli se refirió a los beneficios de usar una segadora: “se obtiene un mejor rebrote debido a que se logra un corte más parejo. Además, se reduce la velocidad de secado a la mitad, se logra una andana bien ancha y escapar a la lluvia sin perder hoja”. Respecto de los rastrillos, consideró que el giroscópico es el más efectivo, porque sólo tiene un 30 por ciento de roce con el suelo.
El relato de Martinelli estuvo acompañado por el trabajo del modelo de segadora 6060 de Mainero, el Disco 3500 de CLAAS, que no tiene ruedas y va colgado del tractor, y el elegante rastrillo giroscópico de la firma alemana.
A su turno, Marcos Formica, de Mainero, presentó la rotoenfardadora 5885, una recolectora de ancho extendido con cuatro hilos de atadura que posibilita hacer la labor en mitad de tiempo. A continuación, José Costamagna (CLAAS) se refirió al Quadrant 2200 RC, una enfardadora prismática gigante que permite obtener forrajes de alta calidad, que estuvo seguida de la Jaguar 960, la picadora con rotor nuevo y más caballos de fuerza.
Por último, tras analizar la labor del mixer vertical 2515 de Mainero, los presentes pudieron presenciar el embolsado de pasturas. Allí, Leandro Abdelhadi, de Alltech, recordó la importancia cada vez mayor de usar inoculantes en silos de pasturas. En tanto, Marcelo Burgos, de Agrinplex, presentó un sellador por termofusión, que permite ahorrar los hasta seis metros de bolsa que se utilizan para hacer el nudo de cierre.
Un debate esperado.


La jornada culminó con un debate entre los distintos actores que intervienen en la producción forrajera, con el objetivo de que cada una de las partes pueda comprender la posición del otro y así ajustar los elementos de roce que se generan en el trabajo conjunto. Un productor del público explicó que el principal problema es el momento en que el contratista va al campo: “Hacemos todo con una genética excelente, con materiales espectaculares pero al momento del picado fracasamos porque el contratista deja para el final a los productores pequeños y tienen respuestas para todo”.
El contratista Patricio Aguirre Saravia le propuso en respuesta coordinar el trabajo con más antelación que los 4 o 5 días previos a las labores. “El verdadero problema es que aún no está cubierto el parque de maquinaria. En 2004 se procesaban 360 mil hectáreas de maíces y sorgos, y 20 mil de pasturas. En 2010, fueron 1,2 millones de hectáreas, de las cuales 350 mil fueron de pasturas. Tratamos de acompañar el crecimiento de todos nuestros clientes, pero no siempre podemos”, aclaró.
La jornada contó con el apoyo de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros, el Ministerio de Agricultura de la Nación y el INTA, y empresas como Mainero, VHB, Nitrap, Alltech, Agrinplex, Santanderrío, Infortambo, Mercoláctea y Chacra.

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