viernes, 6 de mayo de 2011

A Todo Trigo.



Está en marcha A Todo Trigo 2011.
Bajo el lema “En defensa del trigo”, 

la Federación de Acopiadores dio inicio 
a su congreso que apunta a poner en 
primer plano la necesidad de revalorizar 
el cereal en los esquemas de  producción.

El trigo es un cultivo estratégico desde el punto 
de vista productivo y económico para los argentinos.
Tras haberse estabilizado en 16 millones de 
toneladas, la intervención estatal lo redujo a la mitad.
La campaña pasada, el clima llevó la producción a 14 millones.
De cara a un nuevo ciclo, todas las miradas están en lograr 
el consenso que resuelva el problema comercial.
Con esta premisa, la cadena triguera hizo pie en 
Mar de Plata con motivo de la realización de A Todo 
Trigo 2011, el congreso organizado por la Federación de 
Acopiadores que aborda aspectos técnicos vinculados al 
manejo del cultivo y tiene como objetivo plantear estrategias 
políticas que propicien su crecimiento.
En su discurso de bienvenida, el presidente de la Federación, 
Roberto Riva, expresó que “Hemos creado un ámbito propicio 
para considerar los últimos aportes de la ciencia y la 
tecnología, analizar los comportamientos salientes de los 
mercados mundiales y tratar de normalizar el mercado y la 
comercialización del trigo en nuestro país”.
Con especial hincapié en el apoyo y el compromiso que le 
da la Federación a la revalorización de un cultivo estratégico 
como el trigo, el presidente de la entidad afirmó que 
“es posible una Argentina que produzca trigo para el 
mundo y sin desabastecer al consumo interno”.
“La suma de desaciertos,  nos ha conducido a una situación 
tan anómala que nos enfrenta a un mundo que demanda 

nuestro trigo, las empresas no lo pueden exportar y escasea 
la harina en el mercado local”, dijo.


Desde el punto de vista productivo.
Daniel Miralles, coordinador académico del Congreso, 
recordó que se había logrado estabilizar el trigo en 
torno a las 16 millones de toneladas, pero tras la 
intervención estatal cayó a 8 millones. 
En el año 2010 logramos recuperarlo en base a 
rendimiento y a un clima propicio en la mayor parte 
de las regiones trigueras. 
De esa manera alcanzó las 14 millones de toneladas, 
pero no se incrementó el área sembrada. 
En este contexto, el aliento gubernamental fue nulo”, 
agregó.
El especialista enumeró dos consecuencias directas 
desde el punto de vista productivo: se incrementó 
el área de soja y se redujo la de trigo. 
“Perdimos el aporte de rastrojos que hace el trigo, 
y a partir de dicha pérdida aparecieron malezas en 
el cultivo de soja. 
Hubo pérdida de estructura, degradación de suelos, 
menor humedad. 
Esto generó que malezas como la rama negra, que 
antes no eran tan conflictivas, comenzaran a serlo”, 
destacó el especialista dando pie al comienzo de dos 
intentas jornadas en el Sheraton de Mar del Plata.