La soja busca más rinde.
Rodolfo Rossi afirmó en el reciente Congreso de AAPRESID: que crece la tendencia a utilizar variedades de grupos más cortos en soja para aprovechar mejor los recursos. Sin embargo, apuntó que el grupo de madurez debe relacionarse con la fertilidad del suelo.
La tendencia al uso de los grupos cortos puede verse en regiones como Goiás, en el sur de Brasil, y algo similar ocurre en los EE.UU., ya que, “toda la zona que contaba con grupos VII y VIII no existe más y se están viendo materiales más cortos”.
Se analizó por qué en el NOA se siguen sembrando las sojas grupo VIII. El agua disponible marca la diferencia, dado que en esa región de Brasil llueven entre 1500/2000mm y, en los EE.UU., a su vez, se hace agricultura bajo riego y se manejan las fechas de siembra. “Si se pudieran asegurar 1000 mm en Tucumán, una soja grupo 4.9 podría estar perfectamente adaptada”, indicó Rossi.
Estos conceptos siguen tan vigentes como en los primeros pasos que dio la soja en nuestro país, pero el mejoramiento genético ha modificado positivamente la reducción de la interacción con el ambiente. Se mostraron 26 puntos para la toma de decisiones al elegir el cultivar de soja adaptado a cada situación, tanto en siembras de primera como en siembra consecutiva.
Rossi concluyó que “la estrategia del grupo hay que acomodarla a la fertilidad”. Así, hay que considerar dos pivotes fundamentales para la siembra de soja: manejar estratégicamente las fechas de siembra y considerar la disponibilidad de agua.
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