martes, 27 de marzo de 2012

 
ESPECIALES.
Se requieren 15.000 litros de agua para generar un kilo de carne.

La agricultura utiliza hoy el 70% de toda el agua utilizada a nivel mundial. Se requieren 1.500 litros de agua para generar un kilo de granos y diez veces esa cantidad para producir un kilo de carne, señaló la FAO.



“Agua y seguridad alimentaria” es el lema de este año.
La agricultura utiliza hoy el 70 % de toda el agua utilizada
a nivel mundial.
Para producir suficientes alimentos que satisfagan las necesidades diarias de una persona se requieren alrededor de 3.000 litros de agua. Hoy en día hay más de 7 mil millones de personas que alimentar en el planeta y se prevé que esta cifra llegará a 9 mil millones en 2050.
“Si queremos alimentar a una población creciente, es fundamental producir más alimentos utilizando menos agua, reducir el desperdicio y las pérdidas y avanzar hacia una alimentación más sostenible”, señaló Alan Bojanic, Representante Regional a.i de la FAO para América Latina y el Caribe.
La agricultura utiliza hoy el 70 % de toda el agua que se extrae de acuíferos, ríos y lagos, comparado con un 20 % por parte de la industria y un 10 % es utilizado para usos domésticos. “El agua dulce es un recurso renovable pero es finito, mientras que la población mundial crece año a año, lo que significa que va a ser cada vez más difícil satisfacer las necesidades de todos si no mejoramos la eficiencia de su uso”, explicó Bojanic.
Una región rica en agua. 
América Latina es una región rica en recursos hídricos: recibe casi el 30 % de la precipitación mundial, y posee una cantidad de agua por habitante muy por encima del promedio mundial: 28.000 metros cúbicos por habitante al año.
Sin embargo, la distribución del agua en la región es muy desigual y su disponibilidad está sujeta a numerosas presiones.
Escasez y cambio climático obligan a un uso más inteligente
La creciente escasez de agua en algunas regiones requiere mejorar la eficiencia de su uso para la producción de alimentos, implementando técnicas para mejorar el riego y mantener la humedad de los suelos, la retención y almacenamiento del agua.
Ante el cambio climático, se requiere una agricultura climáticamente inteligente, que incremente de manera sostenible la productividad mediante la adopción de prácticas de adaptación, además de una mejor gestión de los riesgos climáticos en la producción de alimentos y la identificación y reducción de vulnerabilidades a eventos extremos.
El número creciente inundaciones y sequías en la región demanda una mayor atención a la gestión de las cuencas hidrográficas, debido a los efectos que estos eventos climáticos pueden tener sobre la seguridad alimentaria, a causa de la escasez de alimentos.

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